Parque San Antonio
Medellín se define por sus espacios urbanos donde interactúan distintos entornos, desiguales en funciones y en tamaños. Las dinámicas territoriales que han generado estos fenómenos urbanos han sido distintas en el tiempo y han generado territorios metropolitanos diversos. Primero, los barrios y sus divisiones invisibles se definían por una estructura centrada, donde la menor cantidad de la población se acumulaba todo el protagonismo y concentraba la mayoría de actividades y funciones de rango superior.
En el último periodo se formalizan unas estructuras diversas; comenzamos con el contexto donde la demanda de proximidad se debe entender como una petición de tiempo personal y de calidad de vida. En el Parque San Antonio se ven esas barreras invisibles para muchos de lo ciudadanos que están inmersos en él, pues son fenómenos que crean territorios dentro de un mismo entorno.
Según entrevistas hechas a las personas que habitan o que con frecuencia visitan la plaza y la observación realizada, el parque San Antonio, tiene un concepto muy cerrado de lo que es y lo que ocurre en él, esos fenómenos están determinados por el tipo de personas de allí siempre están: los que venden, juegan, van a divertirse, a tomar cerveza, a pasear a sus hijos y también aquellos que pasan por este lugar porque les toca con miedo de que algo les pase. Esas barreras que todos conocen pero nadie las ve puestas, hacen parte de las dinámicas de una ciudad que se desarrolla según el sector donde se habite.
Imaginarios
Según entrevistas hechas a las personas que habitan o que con frecuencia visitan la plaza, el parque San Antonio es un lugar de encuentro en el que se reúnen viejos amigos a tomar cerveza o, por qué no, un aguardientico; de igual manera, es usual, sobre todo los fines de semana, ver a las familias compartiendo un helado y disfrutando del lugar; los niños corren de un lado a otro, juegan con pelotas y montan en las atracciones (carritos, caballo, esculturas de Botero ).
Para los transeúntes y las personas que no frecuentan el parque, este es un lugar inseguro en el que hay que andar con cuidado, pues a determinadas horas es ocupado por habitantes de calle; igualmente, estos ven la plaza de San Antonio como punto de encuentro de las negritudes y coinciden en que este parque es recordado, más que todo, por la bomba que estalló, en 1995, junto a la escultura de Botero (El pájaro), la cual dejó varios muertos y heridos.
En conclusión, el parque San Antonio es un espacio vivo para algunos y muerto para otros, un lugar que encierra recuerdos buenos y malos; una zona de confluencia de diferentes culturas; sitio de paso para los estratos altos y de distracción para los bajos, territorio agridulce que permite el reconocimiento y encierra historia.
Arquitectura y patrimonio: historia y evolución
En 1994 se terminó la construcción del parque San Antonio de Medellín, el cual fue hecho para recuperar un espacio deprimido de la ciudad. Este lugar de 33.000 metros cuadrados, que está ubicado en la parte céntrica de la ciudad, se construyó con el fin de que sirviera como punto de encuentro cultural para la sociedad, teniendo en cuenta el gran flujo de peatones que han transitado siempre por esta zona.
El parque San Antonio posee dos frentes, la plazoleta y el parque. La zona del parque está ubicada en el sector donde queda la Empresa de Desarrollo Urbano (EDU), la Alianza Francesa y la Iglesia de San Antonio. En el área de la plazoleta podemos encontrar cuatro esculturas del autor Fernando Botero (incluyendo los dos pájaros) y, alrededor, diversos locales en los que suelen vender licor. Igualmente, en la plaza es común ver a los comerciantes con sus chazas, niños jugando, familias enteras compartiendo un helado y transeúntes que pasan de manera rápida. En este lugar, dividido en dos partes, también podemos ver un anfiteatro y pequeños locales de artesanías.
Desde 1995, el parque San Antonio se convirtió en símbolo de la violencia a causa del narcotráfico. El 10 de junio de 1995 sobre las 9:30 de la noche una bomba explotó, al lado de una de las esculturas de Fernando Botero (El pájaro), en el lugar. “Este día en el parque se llevaba a cabo una feria artesanal y una fiesta denominada Yo soy Cartagena, organizada por la empresa Parque San Antonio y la Secretaría de Desarrollo Comunitario, que semanalmente realizaban una reunión de este tipo”; por este motivo, varias personas (incluyendo niños) quedaron heridos o murieron. Igualmente, la escultura de Botero quedó totalmente destruida. Este macabro hecho se le atribuye a Pablo Escobar.
En la actualidad, aunque el recuerdo de la tragedia sigue vivo, en el parque San Antonio, al igual que en otros lugares del centro, se respira otro aire, un aire de optimismo. Este triste acontecimiento ha sido conmemorado en varias oportunidades y Fernando Botero donó una escultura igual, la cual fue colocada al lado del pájaro destruido, un lindo símbolo que evita que olvidemos nuestro pasado para comenzar un futuro encaminado a la paz, la armonía y la unión.
El conjunto urbano Parque de San Antonio es producto de un proyecto ganador del concurso nacional promovido por la Alcaldía de la Ciudad en 1994 cuyas condicionantes eran "diseñar un parque, utilizar el subsuelo con unos parqueaderos, algunos locales comerciales, que se conservara Amador como vía vehicular y que se conservara la iglesia y el convento. A partir de ahí, todo era libre", afirma el diseñador Gabriel Jaime Arango. El crecimiento de la población de Medellín para entonces y la demanda de espacios públicos en el centro de la ciudad fueron los factores fundamentales que condujeron a la administración local a decidir intervenir el sector de San Antonio con un proyecto urbanístico, arquitectónico y paisajístico, que produjera efectos renovadores en el deteriorado sector y su área de influencia, ofreciendo atractivos para el disfrute y la apropiación de los usuarios. Fue su localización en la ciudad la que marcó en interés en San Antonio, su contexto marca puntos centrales de gran importancia en la ciudad como lo son Junín, la Av. Oriental y la línea del metro (estación San Antonio) además estación de transferencia entre las líneas A y B.
Los profesionales encargados del diseño Arquitectónico fueron los arquitectos Juan José Escobar L., Gabriel Jaime Arango, Juan Guillermo Jaramillo, Camilo Mejía B., Eudilio Peñarredonda y Juan David Chávez 1994 – 1997. La propuesta ganadora del concurso, que es la que actualmente se evidencia en el parque, tiene dos aspectos de mayor jerarquía: un área de piso duro con característica de plaza que abre la posibilidad a eventos de tipo colectivo y masivo, y un sector que recupera la concepción de parque con arborización y se asocia al elemento arquitectónico más importante de las preexistencias del lugar la Iglesia de San Antonio. Este elemento patrimonial que configura el paisaje del lugar y que es de los pocos elementos de aquella época que permanece en su lugar empezó su construcción en 1874 por iniciativa de fray Benjamín Masciantonio, quien concibió también el convento de franciscanos de Tierra Santa al lado de lo que sería la capilla.
El parque cuenta con edificaciones como una plazoleta apoyada de locales comerciales y servicios de apoyo, un teatro al aire libre con capacidad de 1000 espectadores aproximadamente, este teatro cuenta con una concha acústica que funciona como cubierta del mismo y cuya punta superior soportada por un mástil hace contrapunta con la cúpula de la Iglesia lo cual marca dos puntos de mayor altura entre lo visual.
La materialidad del proyecto acude a materiales y especies vegetales propias para un espacio urbano pues al ser un lugar de flujo masivo, los materiales deberán soportar dicho tráfico peatonal pesado y cuyo mantenimiento no demande máximo esfuerzo ni grandes inversiones para lograrlo y que el espacio pueda perdurar en el tiempo. El parque está acompañado por dos edificaciones una de ellas paralela a Junín y la otra paralela a la Av. Oriental cuya funciones es albergar al peatón brindándole unas burbujas comerciales que acompañen el recorrido de los transeúntes; adicional a eso por la topografía del lugar que desciende desde la Avenida Oriental hacia Junín los diseñadores deciden ubicar bajo el parque un gran parqueadero y unos locales comerciales que le den vida a esa calle, creando unos límites arquitectónicos que ambientan la atmósfera de cada sector: vitalizar, controlar y vigilar con edificios que guarden la relación con el entorno urbano.
Dentro del patrimonio del parque que lo conmemora como lugar de referencia dentro del tejido de la urbe, las obras de arte como a puerta de San Antonio ubicada en la esquina nororiental del parque, por otro lado las obras del maestro Fernando Botero ubicadas en el parque según la disposición que él mismo designó para cada una, estas obras hacen parte simbólica y permiten generar además de las dinámicas recreativas del parque un ambiente turístico para locales y extranjeros.
Espacio público y participación ciudadana
Como se logra evidenciar en la recolección de percepciones acerca del parque, hay dos tipos de personas que poseen una imagen sobre del lugar: quienes lo frecuentan y quienes simplemente saben que existe.
En este sentido, el uso que se le da al parque determina dinámicas, anteriormente mencionadas, que se evidencian a partir del equipamiento que el lugar le ofrece a las personas y la significación que estas construyen con base en sus usos.
Si se entiende el espacio público como los bienes de dominio público para la recreación, el esparcimiento, el ocio y el encuentro ciudadano, productos de la intervención de las personas, las actividades y la valoración cultural o patrimonial, además de ser representativos por su localización y la conformación de un territorio (POT, 2006), se puede decir que el Parque San Antonio ofrece una plaza con adecuaciones ambientales, culturales y de comercio para el desarrollo social de las personas y que han sido asumidas como tal.
Esto tiene validez en la realización de eventos artísticos que convocan a la integración; el uso que las personas afrodescendientes le han dado al lugar para la resignificación de su cultura a partir de la música, la comida y los encuentros que dan cuenta de la conformación de su territorio (entendido este como los puntos de convergencia y encuentro para el desarrollo identitario y cultural, no solo como las localizaciones geográficas de nacimiento como Urabá o el Chocó); la inclusión de obras locales como lo son los monumentos de Botero, pertenecientes al patrimonio de la ciudad; la referencia como punto de encuentro para eventos cívicos o movilizaciones sociales; los rituales conmemorativos para los difuntos en la tragedia causada por las explosiones, y el sentido que las familias crean a partir de sus visitas semanales para la recreación de sus integrantes.
De esta forma, la participación ciudadana se evidencia en la medida en que las personas se apropian del lugar, no solo por medio de su reconocimiento, sino haciendo uso de sus adecuaciones para la resignificación del espacio por medio de la memoria, las congregaciones, los rituales, los juegos infantiles, la música, la danza, los partidos de fútbol compartidos y las tertulias que se oponen al empoderamiento de la delincuencia que, aunque es notoria, no ha impedido propiciar esos puntos de encuentro que le dan sentido de pertenencia a los habitantes de Medellín.
Cibergrafía
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Ballesteros, K. Parque San Antonio. Recuperado de http://katherineballesteros.wix.com/katherineballesteros
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